La Barrica de la Oca

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martes, 8 de abril de 2008

Alcántara

Podemos hablar de grupos humanos en el término de Alcántara a partir del Calcolitico

De todos es conocido que durante la Edad del Hierro se produce una penetración y asimilación en la Peninsula de grupos considerados extrapirenaicos y denominados célticos o hallstáticos. El territorio de Alcántara quedará situado en la frontera de ¿os de estos pueblos, los lusitanos y los vetones. Las fuentes antiguas no nos aclaran muy bien si pertenecía a unos o a otros- Si bien, todos los indicios abogan por los lusitanos.
Será a partir de este momento cuando comience a desarrollarse un tipo de fortificaciones que vienen conociéndose con el nombre de «castros, Realizados aprovechando el meandro de algún rio, son colocados en lugares Inaccesibles y de fácil defensa. En los alrededores de nuestra población tenemos: El Castillejo (Piedras Albas), El Castillejo (Villa del Rey), otro sólo conocido por via oral, que estaria actualmente bajo las aguas del Pantano en la finca Entrabosnos, el Castro de Gutiérrez, y el más importante de todos, Villavieja, en la finca El Castillejo de la Orden, en un recodo del arroyo Jartin.
Este último nos ha ofrecido una «deditio" de bronce, por la cual se pone de manifiesto el momento en que los romanos consiguieron someter a este pueblo y corresponde al año 104 a.C.
Sánchez Abal, por los estudios que ha realizado en la necrópolis de este yacimiento, lo encuadra en la II Edad del Hierro y da para los enterramientos de incineración que ha encontrado una fecha en torno al siglo IV a.C., considerando la pervivencia de formas cerámicas orientalizantes y los tipos de armas (espadas de antenas tipo alcacer y espada de frontón) un tanto arcaicos que se documentan en ellas.
El documento viene a ratificar la dominación romana en la zona, patente desde los años finales del siglo II a.C. No obstante, el proceso de romanización de los pueblos indígenas debió seguir un proceso bastante lento. Las numerosas «villae» desperdigadas por el campo alcantarino dan una epigrafía y unos materiales correspondientes a los siglos II y 111 d.c., lo que nos induce a pensar que el poblamiento romano empieza a afianzarse a partir de la realización del Puente.

Aunque no podemos afirmarlo de forma taxativa, probablemente, cuando llegan los puebios indoeuropeos se habria consolidado ya un asentamiento junto al Puente. Algunos autores afirman que los visigodos la llamaron Oliva u Ovila. No obstante, los restos materiales son escasos (se ha encontrado un fragmento de pilastra de mármol blanco de 55 cm. de longitud y 24 cm. de ancho, decorada en sus cuatro caras con cenefas de motivos vegetales). Como siempre, la falta de investigaciones arqueológicas provoca lagunas que nos hacen fluctuar en el campo de las hipótesis.

En un cerro situado junto al Puente, 100 m. más arriba del nivel del Tajo, se localizan las estructuras arquitectónicas visiblemente más antiguas de esta población. Se trata de unos restos de muralla con torres cuadrangulares adosadas, con la disposición que corresponde a las alcazabas musulmanas. En una de sus puertas la del Xartin (hoy desaparecida) existió una inscripción que daba el nombre de Hacen —a— Med como constructor de esta fortificación realizada en tiempos de Abderramán 1.
A la caída del Califato pasó a pertenecer al rey taifa de Coria y, más tarde, en 1161, al rey tarifa de Cáceres.
En el siglo XII, el geógrafo musulmán el —ldrisi en su obra Descripción de España nos ofrece una de las primeras apariciones escritas del nombre de Alcántara: «Kantara —as— Saif (el puente de la Espada), es una de las maravillas del mundo. Es una fortaleza construida sobre un puente, donde la población se encuentra al abrigo de todo peligro ya que sólo puede ser atacada por el lado de la puerta».
Desde la Alta Edad Media, entre los siglos Xl y XIII, la situación fronteriza del actual territorio extremeño fortaleció su carácter militar pero no fue favorable a la aparición de poblaciones relevantes. No obstante, Alcántara se constituyó en este momento como villa de frontera, caracterizada por el gran papel que jugará la muralla y, en general, todo lo relacionado con la guerra. Se creará un auténtico núcleo urbano con una población que alternará la actividad militar con una economía agraria de signo preferentemente ganadero.
En estos años se produce la independencia de Portugal de la corona Castellano-leonesa. El rey de León siente el temor de ver cortado su paso en la reconquista hacia el sur si Portugal consolida sus fuerzas y une sus limites con los de Castilla. Fernando II. pues, decide adelantarse y reúne sus tropas en Salamanca en 1165 y al año siguiente ocupa Alcántara con ayuda del Conde Armengol VII de Urgel. La plaza volvió a manos sarracenas tras la contienda llevada a cabo por el caudillo almohade Abú —Jacob. La conquista definitiva por los cristianos se produce en 1213, en el reinado de Alfonso IX de León.
Ante la belicosidad que en estos momentos toma la Reconquista. se hace necesario contar, para la repoblación y afianzamiento de los enclaves logrados, con medios nuevos y distintos de los usados hasta entonces. Esa m,s’on fue, precisamente, la llevada a cabo por las órdenes militares, cuyo papel en la incorporaclon de la Submeseta Sur, en general, y de Extremadura, en particular, fue uno de los hechos más decisivos de la historia de la región.
La formación del patrimonio territorial de las órdenes militares en Extremadura es un fenómeno bien conocido en general, aunque la documentación presenta numerosas lagunas e insuficiencias que en el caso de la Orden de Alcántara serán dificiles de subsanar, pues sus fondos medievales se hallan perdidos.
Sabemos que en 1217 Alfonso IX entrega Alcántara a la Orden de Calatrava. A ésta le pareció difícil defender por una parte los confines de Castilla y. por otra, los de León. Por ello, renunciaron a favor de la Orden de San Julián del Pereiro, la cual babia nacido en 1156 y tenia su sede en un castillo a orillas del rio Coa, a unos 45 Krns. de Ciudad Rodrigo y a 22 de Sabugal, en actual territorio portugués. Fue aprobada por el Obispo de Salamanca poniéndola bajo la regla de San Benito con los estatutos del Cister.
Su fundador fue D. Suero y se llamó Prior de la Orden. Su hermano U. Gómez tomó el nombre de Maestre.
Diego Sánchez trasladó el convento, en 1219, de los confines salmantinos a las nuevas tierras extremeñas, continuando con la Reconquista y consiguiendo el castillo de Portillo y el de Montánchez. Ahora Alcántara se convierte en centro de irradiación de poder en todos los sentidos: militar, político, cultural y religioso. Uega a dominar 9.000Km). quedando bajo su esfera todos los municipios cacerenos situados en la actual frontera con Portugal en una ancha franja que va desde la Sierra de Gata a 5. Vicente de Alcántara, además de la comarca pacense de La Serena.
El Maestre D. Arias Pérez Gallego intervino junto a Alfonso de León en las conquistas de las ciudades de Badajoz y Mérida, por lo que se otorgaron casas en ambas y en la primera se le concedió la Iglesia de Santa Maria, que llamaron de los Freires y se hizo allí una encomienda.
En 1234, toma el maestrazgo D. Pedro Yáñez, Realizó batallas en la pro~dncia de La Serena y tomó la villa y castillo de Medellín, con otras fortalezas y aldeas de su comarca. Llevó las rentas de Medellin por merced del rey Fernando III, aunque sin tener la propiedad. Sucedieron en la tenencia de ella otros maestres de la Orden. Finalmente. Fernando IV tuvo un pleito para quedarse con la plaza. A los de Alcántara les dio a cambio algunas aldeas, mas Eljas con su castillo y Villanueva de la Serena. Por la ayuda prestada en la conquista de Córdoba recibieron una iglesia y las casas de Séneca, Más tarde tomaron Benquerencia, Zafra. Hornachuelos, Zalamea, Castilnovo, etc. Por la conquista de Murcia recibieron un pueblo al que el Maestre puso el nombre de Alcantarilla.
Con Fernando III «el Santo» asaltaron Sevilla, por la que recibieron unas casas principales en la ciudad y dos aldeas.
En 1254 se hace con la Mesa Maestral D. Carel Fernández Barrantes. que seria privado del re~ Alfonso X el Sabio. Consiguió Arcos, Lebrija, Niebla y todo el Algarve.
Muchos han sido los hechos de armas y las gestas de la Orden de Alcántara, que la hicieron estar durante toda la Baja Edad Media en primera línea de la política nacional. Por esta causa la villa se verá en ocasiones asediada, Otras veces, las mismas disensiones dentro de la Orden provocaban ese mal endémico y que debía traducirse en la constante vigilancia de las murallas.
Por último, cl protagonismo de primera inca les lleva también a tomar partido en las luchas dinásticas tan frecuentes en la España Medieval, D. Pedro l «el Cruel> estuvo en Alcántara después de la batalla de Nájera y de aquí marchó con sus seguidores a combatir a su hermanastro Enrique de Trastámara.
Tras la conflictiva subida al trono de los Reves Católicos, la reina Isabel de Castilla se entrevistó aqui con su tía la infanta Dft Beatriz de Portugal desde el día 20 de marzo al 23 de abril de 1479, para concertar la paz entre los dos reinos.
El rey católico, con la aprobación pontificia, siguiendo una de las normas de su reinado, la de sometimiento de la nobleza, fue constituyéndose en administrador de las diversas órdenes. Por ello, D. Juan de Zúñiga, 37 y último Maestre de la Orden, manifestó al Papa Alejandro VI que estaba dispuesto a renunciar al Maestrazgo en los reyes. D. Juan se retiró al palacio que se hizo construir en Villanueva de la Serena, convertido en iglesia conventual de a Orden. Vivió allí varios años acompañado de sus religiosos y de varios personajes de la época, célebres en el campo de las letras y las artes: el bachiller Trejo, jurista y Caballero de Alcántara; el teólogo dominico Fray Domingo; el médico judío Doctor Parra; el gramático Marcelo de Nebrija y el músico Solórzano. que fue su maestro de Capilla, El retiro del joven maestre fue un foco de humanismo en la Extremadura del Renacimiento.

A partir del XVI, Alcántara no puede pretender desempeñar un papel político a escala nacional. El rey necesita menos dc su apoyo que durante la Reconquista; tiene un conjunto territorial menos dividido y un aparejo administrativo pesado pero eficaz. La integración dc la Orden a la Corona quita protagonismo político a la villa.
Se producirá un debilitamiento económico y cultural provocado por el desplazamiento del eje de comunicaciones, con la supremacía del que va norte-sur hacia Sevilla y el abandono del eje este-oeste del Tajo. Si además pensamos en la frontera portuguesa, nos daremos cuenta que la comarca queda marginada dentro de la periferia que empieza a constituir Extremadura.
El mapa jurisdiccional extremeño seguirá mostrando dos importantes circunscripciones de maestrazgo vinculados a la Orden de Alcántara y a la de Santiago, como territorios compactos al norte y sur de la región. En su mayoría, estos territorios conservaron su carácter jurisdiccional hasta finales del Antiguo Régimen, pues en 1791, con motivo de la visita e interrogatorio ordenados por la Real Audiencia, los informantes todavía siguen señalando la dependencia y adscripción jurisdiccional a las órdenes de Alcántara y Santiago. La pervivencia, un anacronismo aceptado y propulsado, perpetúa una señorialización progresiva que desposee al teórico propietario administrador, el rey, y beneficia a señores concretos, En efecto, las perentorias necesidades de dinero que padece la monarquía, que busca emplear en los compromisos bélicos exteriores, obligaron a pignorar numerosas encomiendas, con sus rentas y jurisdicciones, incrementándose asi el senorio nobiliar en detrimento de las propias rentas reales y de las correspondientes Mesas Maestrales. Por otra parte, las mercedes más solicitadas por caballeros, hidalgos, secretarios y cortesanos para sus deudos y familiares, como remuneración por los servicios prestados a la Corona, fueron los hábitos y encomiendas de las órdenes, que les permitían gozar de unas rentas sin la posesión de un mayorazgo. Asi, hasta el siglo XVIII todas las tierras dependientes de Alcántara modifican continuamente su estructura dividiéndose en encomiendas privatizadas. En total, doce, de las que tres se vinculan habitualmente a la familia real (la Clavería, la Magdalena y Ceclavin>, aunque en ocasiones también se conectan a ella Las Brozas, Piedras-buenas y Herrera. De estas encomiendas, por lo menos siete se integran en la propiedad de personajes de la alta nobleza. Un número restringido de familias vive bien, nobles en su mayor parte, detentando a la vez el poder económico y municipal. Lo esencial de las tierras cultivables les pertenece y acaparan las riquezas nacidas del comercio del ganado y de la lana. trabando gravemente el desarrollo de la agricultura y de la pequeña propiedad financiera. En esta situación, la mayoría de la población, necesariamente, vive mal.
Existe una capa intermedia reducida a algunos artesanos y labradores a los que se podria unir algunos oficios como el de farmacéutico o el de tendero de paños; pero éstos no consiguen conquistar el poder político.
Se forma ahora una historia de enfrentamientos entre el Consejo de Ordenes y la Comunidad de Alcántara, entre ésta y los poderes senoriales, entre la Comunidad y el Obispo de Coria, y entre Alcántara y sus comunidades dependientes.
La situación en la frontera con Portugal y cl emplazamiento estratégico del Convento de San Benito fueron la causa de que repercutieran las sucesivas luchas que sostuvieron portugueses y españoles a lo largo del siglo XVII y que terminaron, en 1655, con la separacion definitiva de Portugal y España. La pérdida de parte de las rentas conventuales y el descenso de otras fueron consecuencias de la guerra.
A todas estas calamidades se unía la poca protección militar de que gozaba la comarca. El enemigo se aprovechaba de esta circunstancia invadiendo por el más mínimo motivo los campos y entregándose al pillaje sin encontrar resistencia.
También repercutió la Guerra de Sucesión en 1703. El rey de Portugal recibió en esta villa una embajada de Luis XIV, rey de Francia. que le manifestó los deseos de paz y armonía; pero poco después, en ese mismo año, Pedro II de Portugal, contando con el apoyo de Inglaterra. decidió entrar en la Gran Alianza. Esta nueva adhesión significó una gran ventaja para los aliados, que disponían de un amplio radio de acción para atacar a España. Ante la decisión portuguesa, el 26 de julio de 1703 entró en Alcántara Felipe V, declarando. desde aquí, la guerra a Portugal.

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